Te vi, me viste, te toqué, creí que me tocaste, me observaste y te olfateé.
¿A dónde vas?, ¿Qué rumbo llevas?
El que tú me traces, el que tú quieras seguir. Pero no te veo, no te siento.
No sé qué quieres. No tienes por qué saberlo.
Solo quiero entenderte, no es necesario.
Déjame tocarte, no quiero que me veas.
Permíteme olerte, mejor escúchame.
No te entiendo, quién dijo que nos entendiéramos.
Quiero claridad, ja, claridad la del amanecer.
No sé qué pasa. Así es más interesante.
Y si te digo la verdad, y si aclaro mis pretensiones. No te veré.
Y si te digo lo que siento. No te tocare.
Si te digo lo que creo. No iré por tú rumbo.
¿Qué hago?
Veme, tócame, créeme, guíame, llévame y trázame. Pero no me expliques.
Tal vez, si te toco, si me ves, si me entiendes, si sabes lo que pretendo, no me callare. Pero corro el riesgo, lo sé, de que no busquemos lo mismo.
¿No quieres correrlo? ¿No vale la pena?
Solo sí me ves, sí me tocas, sí te observo y sí me permites aspirar tu ser.
lunes, 10 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)